Esta señora de la tercera edad llevó a reparar su celular pensando que no servía porque sus hijos no le respondían ni le marcaban en más de un año.
La señora Aurora pensó que su celular se descompuso, lo llevo a la Plaza de la Tecnología y se echó a llorar cuando un locatario le quería cobrar $1500 por arreglarlo (aunque no estaba descompuesto).
Al final, otro locatario escuchó a la señora y se ofreció para repararle el teléfono, pero se sorprendió al ver que no estaba descompuesto, sino que sus hijos simplemente no le contestaban ni le regresaban la llamada en más de un año.
