La cuarta transformación que encabeza el Presidente López Obrador, se ha basado básicamente en 3 grandes caprichos, el primero el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el segundo el tren maya y por último la refinería de dos bocas tabasco, aunque también pudiéramos nombrar la rifa del avión, la compra de la refinería chatarra Deer Park a la empresa Shell y más, estos caprichos presidenciales han costado millones de pesos al erario.
Aunado a los caprichos del inquilino de Palacio Nacional, mensualmente se destina presupuesto para NINIS, muchos de ellos no acuden a capacitación, otros más no existen, pero el dinero si sale de las cuentas, se destina presupuesto a pagar equipos del deporte favorito del presidente y se les quita dinero a los hospitales, dejando sin medicamentos a los niños con cáncer.
Se ha implementado una enorme cacería de brujas en contra de los contribuyentes con tal de jalar más agua para el molino presidencial, pero cierran las puertas a los investigadores y a los estudiantes, cada vez les es más difícil a los profesionistas acceder a un buen empleo y cuando lo consiguen los impuestos los absorben.
Derivado de cumplir con los caprichos del presidente que no llevan a ningún lado, se han dejado de atender áreas de suma importancia tales como Petróleos Mexicanos, la cual sobrevive de milagro y ha sido abandonada por completo, no solo por AMLO sino también por su Director Octavio Romero Oropeza, el ingeniero agrónomo que desde el inicio de la pandemia jugó a las escondidas y va ganando ya que no han podido encontrarlo.
Otra de las grandes abandonadas es la Central Nuclear de Laguna Verde la cual es la única central nuclear de generación eléctrica de México. Se encuentra en el municipio de Alto Lucero de Gutiérrez Barrios, en el estado de Veracruz, esta central también se encuentra olvidada y sin mantenimiento, todos conocen el caso de Chernóbil pues esperemos se de mantenimiento adecuado y se invierta en ella para prevenir una tragedia de la que luego todos se lavaran las manos, como pasó con la línea 12 del metro de la CDMX.
Los caprichos salen caros y dan cruda moral, se terminan pagando toda la vida. Saludos y recuerden no bajar la guardia.