Las advertencias fueron insuficientes para evitar que el empecinado retorno a clases presenciales para que unos 11 millones de educandos retornarán a las aulas el pasado 30 de agosto, los resultados hasta el momento provocaron más de 11 mil 900 niños contagiados y 27 decesos en las dos semanas recientes.
A esta situación se suman la tragedia ocurrida en Tula, Hidalgo que si bien es cierto que las inundaciones registradas por la severidad de los fenómenos meteorológicos que han azotado a gran parte del país, ahora costó la vida de 17 personas en el Centro de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social víctimas del colapso en la infraestructura de oxigenación hospitalaria.
Nada de ambas situaciones debió ocurrir y ambos hechos nos hacen reiterar, no solo el llamado, sino la exigencia humanitaria para que los servicios de salud y las medidas de prevención en nuestro país sean tomados con seriedad, responsabilidad y efectividad.
El colapso real de los servicios de salud en México es una realidad, porque si bien las cosas no marchaban muy bien que digamos anteriormente con el Seguro Popular, pero que si le garantizaba la atención médica a millones de personas de escasos recursos, ha quedado comprobada la ineficacia del Insabi que tampoco ha sido capaz de lograr la atención a millones de mexicanos presos de una insuficiente infraestructura hospitalaria, la severa escasez de medicamentos, la falta de respuesta para dar solución a las acusaciones de corrupción en el manejo de los mismos y que mantiene a miles de pacientes, niños en su mayoría, sin las medicinas necesarias y para colmo, el retraso preocupante en la cobertura de vacunación ante el Covid 19.
Proyectos y promesas que desde hace muchos años han quedado en eso: promesas. El ejemplo más claro lo tenemos en Carmen con el eterno Hospital Materno Infantil que ha sido promesa de muchos y realidad de nadie.
Andrés Manuel López Obrador ha sido preciso al denunciar las corruptelas y el favoritismo en la asignación de contratos que benefician a laboratorios señalados en ser propiedad de políticos e intereses de primer nivel. Pero ahí ha quedado todo, como en otras acusaciones más emitidas por el mandatario. Sin solución alguna y con el problema de salud más grave que nunca.
El robo de medicamentos en instituciones públicas de México para su comercialización en “lo oscurito” y la corrupción en el sistema de salud nacional ha sobrepasado a los buenos elementos que sí hay en nuestro país. Aquellos que han dado la cara y más que eso, la vida misma a casi año y medio de pandemia en México, enfrentándose a una crisis mundial de salud sin protección básico, ni vacunas ni medicamentos.
El sistema de salud en México no tendrá solución sin acciones concretas y congruencias. Grave la cifra de contagios en menores con el terco regreso presencial a clases. 11 mil 900 niños que no debieron enfermar y que de permanecer en sus casas pudieran evitarlo.
La respuesta al hecho será indudablemente que el retorno a las aulas fue voluntario y decisión de los padres de familia.
Ojos que prefieren mantenerse cerrados ante la problemática más grave en muchos años en México.
Aún falta la segunda mitad de una administración que se empecina en las buenas intenciones y la falta de acciones que contribuyan a soluciones.
Mientras no se brinden las condiciones para que la salud de millones de mexicanos podamos tener los cuidados necesarios, es deber responsable cuidar de nosotros y nuestras familias, pero también levantar la voz y no ser cómplices de un sistema de salud, que aunque las autoridades se resistan a admitir… está colapsando.
LA PREGUNTA DE HOY:
¿Qué viene a su mente si le digo que: ”puede cambiar el escenario y el nombre de la obra… pero los protagonistas, son y serán los mismos de siempre”?
¡Nos leemos en la próxima!
ROMINA VALLADARES CEJA