Créditos a quien corresponda

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Quiero contarte algo que me acaba de pasar. Estaba trayendo a mi hijo a Kentucky, para compartir unos minutos, en lo que él comía algo.

Luego de ordenar y pagar, me quedo frente al mostrador, esperando que me entregaran la orden. Así que alcance a escuchar al caballero que pedía luego de mí.

Primero preguntó, cuánto costaba el combo de arroz, habichuelas y pollo. $8 dijo el chico de la caja. Y cuánto cuesta solo el arroz y las habichuelas? $4 dijo el chico de la caja.

Mientras yo miraba al señor, veía como metía las manos en los bolsillos y solo sacaba $2.

Luego preguntó, cuánto cuesta solo unas papas? $2 dijo el chico de la caja. Ok pues dame las papas.

Yo tenía mil cosas en mi mente. Quería pagarle, pero tenía miedo de que se ofendiera. Pero, no quería dejarlo ir con hambre y perder mi paz durante los próximos días, pensando solo en que simplemente tenía que haberlo hecho.

Así que me atreví a preguntarle, acepta que yo le pague el combo del arroz y las habichuelas?

Si usted quiere, dijo en voz baja. Si usted lo acepta, dije yo, más bajo aún.

Así que le dije al chico de la caja, que yo iba a pagar el combo del caballero, quien no quiso pollo, porque dice que casi no come carne. Así que solo aceptó el arroz y las habichuelas.

Entonces el chico de la caja dijo, no te preocupes yo me encargo. Yo insistí, pero el chico insistió más.

Finalmente vi que el chico le sirvió el combo completo, incluyendo un apple pie.

Solo quiero decirte con esta historia, que las buenas intenciones se contagian. Que cuando estamos rodeados de gente que hace cosas buenas, nos inspira a atrevernos a hacer actos buenos, actos de amor y compasión.

Atrévete a ser el primero y verás como otros a tu lado, te seguirán los pasos. Así poco a poco, llegará un día en que juntos podremos…

Vivir más y vivir mejor