Lamentablemente Italia superó este martes el umbral de los 2.500 fallecidos por el coronavirus después de que en las últimas 24 horas se hayan contabilizado un total de 345 víctimas mortales, según los últimos datos publicados por Protección Civil.
Además, en el último día se registraron 2.989 nuevos contagios, por lo que el total desde que se confirmó el primer caso en el país se eleva ya por encima de los 31.500.
En total, hay ya 2.503 muertes mientras que los pacientes que se han recuperado ascienden a 2.941. Entre quienes ahora mismo tienen el Covid-19, 2.060 se encuentran ingresados en cuidados intensivos, mientras que casi 12.900 están hospitalizados y más de 11.100 se encuentran en aislamiento en sus casas.
Italia tiene más positivos al nuevo coronavirus Sars CoV-2 y los recursos médicos empiezan ya de verdad a agotarse, algo que también podría suceder en España y que las autoridades sanitarias quieren evitar a toda costa. Ya hay más de 2500 muertos.
Porque lo peor que puede hacer el coronavirus, más allá de acabar con más o menos vidas -la mortalidad sigue sin ser muy elevada- es herir de muerte al sistema sanitario y que no haya recursos ni profesionales para atender no sólo a los pacientes de COVID-19 sino a ningún otro.
Es el escenario que podría darse en el país alpino más pronto que tarde y una sociedad médica del país se ha pronunciado porque, cuando ocurra, los médicos se enfrentarán a su peor pesadilla: elegir a quién curar y a quién dejar morir, tanto de coronavirus como de otras enfermedades graves.
Y eso, más allá del dilema moral, no es nada fácil. Por esta razón, el Colegio italiano de Anestesia, Analgesia, Resucitación y Cuidados Intensivos (SIAARTT) ha publicado unas guías para ayudar a sus profesionales en esta tremenda decisión.
Como dicen, no se trata de algo nuevo. En otras situaciones con muchas víctimas y pocos recursos se ha tenido que hacer lo mismo. La más comparable: las guerras.
En esas ocasiones lo que hay que hacer es, en vez proveer de cuidados intensivos a todos los pacientes que lo necesitan, seguir “el criterio más compartido en justicia distributiva y la utilización adecuada de recursos sanitarios limitados”.
Como explica su autora en el artículo de The Atlantic que ha recogido la publicación de las nuevas guías italianas, este criterio se basa en el principio de maximizar beneficios para el mayor número de personas, lo que implica el criterio de utilización necesita garantizar que los pacientes con más posibilidades de éxito terapéutica son los que se han de tratar en primer lugar.
Esto se traduce en algo muy duro. “Puede llegar a ser necesario establecer un límite de edad para acceder a los cuidados intensivos”. Aquellos demasiado mayores para tener posibilidades de recuperarse, serán abandonados a su suerte.
Aunque el documento reconoce que es algo que suena cruel, señala la alternativa en caso de no hacerlo: “En el caso de una saturación total de recursos, mantener el criterio de atender primero al primero que llega implicaría excluir de los cuidados intensivos a aquellos pacientes que simplemente se diagnostiquen más tarde”.
Otro criterio que se tendrá que tener en cuenta, además de la edad, es la presencia de otras patologías, las llamadas comorbilidades. Se sabe que pacientes que presentan otras dolencias no sólo tienen más posibilidades de no responder al tratamiento intensivo sino que necesitan más recursos para sobrevivir.
Por último, los médicos italianos advierten que esto no sólo afecta a los enfermos de COVID-19, sino a cualquier otra persona que requiera de cuidados intensivos.